Château d’Yquem ( II ).
En esta segunda parte de la entrada dedicada a Château d’Yquem hablaremos de la selección rigurosa que esta casa realiza tanto en la viña como en la bodega y del estilo Yquem.
Château d’Yquem cuenta con un total de 188 hectáreas, de las cuáles 115 están ocupadas por viñedos. Estos se asientan sobre las tres colinas de las que hablamos al inicio de esta entrada, una ubicación de la que nadie más dispone en Sauternes. El 80% de la finca está plantado de Sémillon y el 20% restante de Sauvignon blanc. Los racimos tienen 20º de alcohol potencial y los que no lo alcanzan no se recogen. El rendimiento por hectárea en la mayoría de las ocasiones es sólo de 800 litros.
Todos los años se mantiene la máxima exigencia en todas y cada una de las labores que en esta prestigiosa casa se llevan a cabo. Durante el año 2000, el 80% de los racimos quedó en la tierra, siendo el rendimiento de 300 litros/hectárea. En el año 2012 se desestimó el 100% de la cosecha no elaborando ni una sola botella.
En cuanto a la elaboración utilizan gelatina y bentonita para limpiar el mosto. En ningún caso chaptalizan los vinos.
La sala de barricas es de gran belleza, sin duda, es uno de los lugares sagrados del mundo del vino. Consideramos que ha sido una gran fortuna poder estar allí. La estancia tiene una luz ténue y está situada bajo el jardín. El vino permanece durante 36 meses en barrica nueva de roble francés. Nos sorprendió saber que también se realiza una selección de las mejores barricas llegando en algunos años a descalificarse entre el 60 y el 80%.
En nuestra opinión el estilo de Château d’Yquem en las distintas fases de cata se caracterizaría por lo siguiente :
- En nariz suele ser de intensidad media-alta. Los aromas son los que encontramos en otros vinos de este estilo : cáscara de naranja, albaricoque, cítricos, frutas en almibar, pasas y flores blancas.
- La crianza en madera nueva le proporciona unas agradables sensaciones avainilladas difíciles de encontrar en otros Sauternes.
- En boca su volumen es medio-alto, en todos las añadas que hemos probado el alcohol está bien integrado, también se observa una concentración superior a la mayoría de los Sauternes.
- Un soberbio equilibrio en sus sensaciones gustativas obteniendo un perfecto balance entre la acidez y el dulzor.
- Gran persistencia, podría afirmarse como dicen en Jerez que es un vino de reflexión.
- La diferencia cualitativa con los restantes sauternes se debe al estricto proceso de selección y a las características físicas de la situación de la propiedad contando con diferentes exposiciones al sol.