Noticias de Vino. Envínate viticultura sin etiquetas.
En esta entrada indicaremos el porqué de esta afirmación. Envínate es un grupo formado por Laura Ramos, José Martínez, Roberto Santana y Alfonso Torrente. Se conocieron en el año 2005 cuando estudiaban Enología en la Universidad «Miguel Hernández» de Alicante. Allí se inició uno de los proyectos más apasionantes del vino español, una iniciativa cuyos primeros resultados son extraordinarios. Hoy cuentan ya con el reconocimiento internacional.
El proyecto nace en Galicia, cuando deciden adquirir una viña en el 2008 y a partir de ahí no han parado. Aparte de su trabajo en la comunidad gallega, elaboran en Extremadura, Canarias y Castilla-La Mancha. Siempre intentan respetar la zona, los suelos, el clima, y las uvas típicas de la región de que se trate.
A los miembros de Envínate no les gusta decir que hacen vinos naturales, ni ninguna otra etiqueta excepto la de “vinos honestos”. Su forma de elaboración no se adhiere a ningún movimiento en concreto, SU VITICULTURA NO TIENE ETIQUETAS. No han inventado nada, hacen vino cómo se ha hecho siempre, sobre todo, en las zonas tradicionales francesas, por ejemplo, Châteauneuf-du-Pape, Borgoña, Ródano Norte. En tierras galas muchas de las bodegas son de pequeño tamaño y quien elabora el vino es el propio viticultor. Buena parte de tales bodegas no cuentan con enólogo y, muchas veces, no se poseen medios suficientes para hacer grandes inversiones en prensas mecánicas, depósitos de inox, barricas nuevas o implementar nuevas técnicas. El saber tradicional se ha transmitido de generación en generación y la enología sólo se ha introducido recientemente. Es en estas tierras francesas donde se han elaborado los mejores vinos del mundo. Envínate sigue su ejemplo.
Recientemente han estado en la Enoteca Barolo de Madrid dando una cata en la que han presentado sus vinos, los cuales ya eran conocidos por muchos de los que nos encontrábamos allí.
Alfonso Torrente –el componente gallego de Envínate- afirma que la filosofía que tienen es la del viejo mundo, que no la han inventado. “Lo que hemos aprendido y seguimos aprendiendo es que el vino se hace en el viñedo, buena uva, respetar la materia prima, luego en bodega lo que intentas hacer es interferir lo menos posible.” En la etiqueta siempre figura el nombre del viticultor, después la zona, el origen y la denominación de la parcela.
Roberto Santana –el componente canario-, dice que no les importa ni el enólogo que hay detrás de un vino, ni el arquitecto que ha hecho la bodega, ni la barrica ni el tonelero. “No tenemos una receta para hacer vino quizá los vinos nuestros de Galicia salen totalmente distintos a los de Canarias, porque lo que intentamos es plasmar lo que se elabora en cada zona”.
Tratan de interpretar cada añada, cada parcela, catan las uvas y deciden si emplear o no el raspón. El raspón no afecta cuando la uva está en su punto, ni verde ni sobremadurada, también depende de la variedad e interviene también si en los suelos se han usado tradicionalmente herbicidas. Como dicen “no tenemos una receta fija”, es decir, se parte de unos criterios que tengan en cuenta la diversidad de cada lugar y de cada año. Por este motivo, no pueden adherirse a un movimiento en concreto.
Los viticultores son esenciales; Roberto aclara que cuando trabajan con ellos, intentan aunar toda su experiencia y el alma que le ponen a la viña con su propia idea de trabajo, de cómo deben de podar, trabajar los suelos para que luego los vinos sean realmente expresivos de la zona que los origina. Hablar con el viticultor es importante, muchos les han enseñado cosas nuevas y las han incorporado.
Les pregunté cómo contactan con los viticultores y Alfonso me contestó que viajan a las zonas que más les gustan, allí hablan con la gente, ven las viñas, algunas las compran y otras las arriendan. Hay veces que contemplando una viña, su suelo y las variedades, tienen la sensación de que la deben comprar.
Trabajan con parcelas de tamaño muy variado, mayores en la zona de Almansa -4 o 5 hectáreas- y diminutas en Galicia y en Canarias -hay viticultores que sólo les proveen de 150 kilogramos de uva-. Además en estas últimas zonas hay una mayor diversidad de suelos lo cual hace más difícil todavía obtener el vino que se desea. En Canarias poseen más de veinte parcelas, cada una de ellas con sus características distintivas.
A Envínate le gusta controlar todo el proceso en la viña, lo cual es difícil teniendo en cuenta que hacen vinos en diferentes lugares de España. Sin embargo, lo logran al ser cuatro personas que se conocen desde hace años y tienen muchos criterios en común. Compartir una misma visión sobre lo que se quiere conseguir es lo más esencial. Partiendo de esas ideas comunes, una simple conversación telefónica basta para tomar las decisiones de manera individual ya que los principios se comparten.
Como afirmamos al inicio, los resultados que obtienen son excelentes y eso que sólo llevan elaborando vino desde hace pocos años. El futuro es más que prometedor. Nos enseñan que lo fundamental es la viticultura, trabajar para que el viñedo se exprese y no interferir durante el proceso con nuevas técnicas. Como dijo Alfonso, el vino nos tiene que llevar al lugar en que nace.