El enólogo francés Grégory Pérez fundó el año 2007 fundó su propia bodega –“Mengoba” (nombre derivado de la primera sílaba de cada variedad que utiliza: mencía-godello-valenciana con “b”)- y, desde entonces, no ha parado de crecer. Cuando se habla con él se nota lo que ama su profesión y como vive todo lo relacionado con ella.
Una de las características que constatamos en sus vinos frente a los de otros autores de la última generación es que son productos equilibrados en todas sus dimensiones. En ellos no vamos a encontrar nunca algo que esté fuera de lugar. No son excesivamente ácidos, la madera no está acentuada, no son bombas de fruta, el raspón no se apodera de todo. Hay un equilibrio entre lo renovador y las reglas porque no vale todo en el mundo del vino ni en ningún otro.
EL TRABAJO EN EL VIÑEDO
El viñedo se ubica en el pequeño pueblo de Espanillo. Las plantas están situadas en laderas de pronunciadas pendientes a más de 600 m de altitud, orientadas al sur y bastante aireadas. El suelo está compuesto de una mezcla de arcillas y pizarra descompuesta, dentro de un entorno boscoso y de gran diversidad natural.
Me indicó que el nota unas características diferenciales en los viñedos que posee, parece ser que lograr la diversidad es respetar las características de cada parcela no intentar seguir un estándar homogéneo con cada una de ellas. La diversidad es fruto del trabajo y no una característica que se dé sólo en algunas regiones.
Algunos de los aspectos esenciales de su trabajo con el viñedo son los siguientes:
Cuidado de la flora y la fauna.
Para Gregory es preciso conservar un ecosistema rico y diverso. Cuida la flora mediante sembrados, emplea barbechos de flores y mantiene las zonas arboladas próximas al terruño. Rechaza los herbicidas. Labra las viñas con el arado tirado por dos vacas y desbroza el suelo con moderación. Los tratamientos en ningún caso son agresivos para asegurar la salud y pervivencia de la viña, utilizando dosis proporcionadas al riesgo de sufrir enfermedad.
En cuanto a la fauna aplica remedios naturales para repeler insectos, por ejemplo, incrementado el número de abejas con la colocación de colmenas próximas al viñedo.
Uso de variedades autóctonas.
Las variedades autóctonas están mejor adaptadas al medio y son las que dan autenticidad a los vinos de cada lugar. Gregory ha recuperado una casta tinta autóctona berciana, la estaladiña, la cual no está contemplada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen. Utiliza también la variedad Doña Blanca. Y, sobre todo, emplea la mencía y la godello, variedades estrella del vino berciano.
Bajo rendimiento, selección en viña y madurez.
La baja producción está a la base de una óptima maduración y concentración. Sólo se realizarán aclareos de racimos cuando es estrictamente necesario, al igual que el aporte de abonos orgánicos.
Como bastantes enólogos franceses me han repetido, Gregory afirma que el tipo de vino que se desea elaborar nace de la selección que se lleva a cabo en la viña. La vendimia tiene que ser manual, la uva estar sana y en el punto óptimo de maduración.
Terminamos con unas breves palabras sobre su bodega. Ésta se ubica en San Juan de Carracedo. Cuenta con varios depósitos de diversas capacidades de acero inoxidable, además de fudres para la fermentación y crianza. Gregory cree que sólo los métodos tradicionales de vinificación permiten expresar al máximo el terroir. El uso de levaduras autóctonas de cada viñedo favorece la diversidad de aromas y la personalidad de los vinos. Hay que limitar las dosis de sulfuroso y no usar “chips” ni productos que puedan alterar los rasgos aromáticos.
No se ven barricas bordelesas por ninguna parte. Pero sobre cómo lleva a cabo el proceso de crianza hablaremos en una entrada posterior