La Vuelta del Clarete.

La vuelta del clarete, ¿sería posible hoy en día? Este tipo de vino era muy popular hasta hace unos treinta años en nuestro país. Desapareció de nuestras mesas debido a que la legislación de la Unión Europea prohíbe la mezcla de vino tinto con blanco para obtener claretes.
No debemos confundirlos con los rosados. En estos últimos, el mosto pigmentado fermenta sin partes sólidas, en los claretes la fermentación tiene lugar en presencia de los hollejos. Podemos afirmar que el rosado se vinifica como un blanco, el clarete como un tinto.
Se obtenían de viñedos en los que las variedades de uva tinta y blanca estaban entremezcladas, algo que era bastante habitual y que podemos apreciar también en la actualidad en buena parte de nuestras viñas más viejas. Eran muy típicos en Castilla, sobre todo, en las zonas de Cigales, Ribera del Duero y en Valdepeñas. En las dos primeras se mezclaban tempranillo y albillo; en Valdepeñas, tempranillo y airén.
La mayor parte de estos vinos eran de baja calidad y las uvas blancas solían ser las mayoritarias en la mezcla. También se producían cuando las uvas tintas eran malas y mediante la adición de las blancas se intentaban tapar los defectos.
¿Cuáles son las características de los claretes tradicionales? Veamos a continuación algunas de ellas:
- Color rojo pálido.
- Intensidad aromática alta.
- Predominio de la fruta.
- Escasa graduación alcohólica.
- Poca concentración.
- Alta acidez.
En vinosdiferentes.com hemos tenido la oportunidad de catar dos claretes “modernos”. Uno proviene de la Ribera del Duero y otro de la zona del Bierzo. Debemos valorar positivamente estas iniciativas que permiten al mismo tiempo abrir nuevos caminos y recuperar una tradición casi olvidada.
Pícaro del Águila Clarete Ecológico 2012 lo ha elaborado la bodega Dominio del Águila. Este vino procedente de viñedos viejos se ha elaborado con tempranillo, blanca del país y otras variedades. Fue vinificado con los raspones y se pisó en el lagar. Fermentó en cubillos de roble donde posteriormente hizo la crianza durante veinte meses. Sólo se realizaron 1212 botellas.
Demencia Cachicán Clarete 2013 pone en entredicho la propia denominación de “clarete” ya que es un monovarietal de mencía. Eligieron uvas de acidez elevada y baja graduación. Para vinificarlas las maceraron en un depósito con los hollejos durante 24 horas. Después extrajeron una parte del mosto que fermentó sin hollejos de manera natural y sobre el que no se realizó ningún tratamiento. La producción total fue de 120 botellas.
Pícaro del Águila Clarete Ecológico 2012 es muy aromático. Desde el inicio mostró una fuerte reducción en nariz que nos acompañó durante buena parte del tiempo que duró la cata. No obstante, estos aromas se terminaron yendo con la aireación dejando paso a las notas de frutas rojas ácidas. En boca fue contundente notándose el peso de la tempranillo. Se mostró suave, sin los taninos marcados que encontramos con frecuencia en los tintos de la Ribera. A diferencia de los rosados se sentía su fuerza durante su recorrido. Apreciamos una mayor elegancia que en muchos tintos y a algunos nos hizo pensar en Borgoña. Su crianza en cubillos de roble trajo a nuestra mente los rosados de López de Heredia, si bien, ofrecía una mayor corpulencia y un carácter menos austero que los de la prestigiosa casa riojana. En definitiva, se mostró como un tipo de vino diferente a los rosados que estamos acostumbrados a probar.
Demencia Cachicán 2013 es distinto del anterior. Su color es similar al de un tinto. Dominan las frutas rojas en sus aromas: fresa dulce, frambuesa y hollejos de uva. En boca es suave, con una acidez correcta que viene seguida de sensaciones amargosas. Sabroso y de persistencia media. Como afirman sus productores parece un vino de los de antes.
Pasemos ya a establecer sus características comunes aunque son vinos muy diferentes y es difícil llegar a conclusiones generales:
– La fruta roja es dominante en nariz tengan o no crianza en barrica. No encontramos aquí las compotas típicas.
– Recuerdan más a los tintos que a los rosados mostrando mayor vinosidad que estos últimos. Recomendamos servirlos a una temperatura similar a la de los tintos.
– Son suaves en boca ofreciéndonos unos taninos domados.
– Mayor estructura que la ofrecida por los rosados. Acidez entre media y alta, volumen medio, alcohol integrado y buena concentración.
En definitiva, estas dos rarezas que hemos catado muestran que de alguna manera debemos recuperar este tipo de vinos al ofrecernos algo diferente a lo ya conocido. Opinamos que habría que cambiar la legislación europea vigente para dar cabida y permitir la vuelta del clarete.