Teo Legido
El Vino como Arte
Teo Legido es un nuevo productor de una zona histórica del viñedo español que ha caído en el olvido: la comarca abulense de La Moraña.
El vino de nuestro país tiene muchas novedades que ofrecernos, en vinosdiferentes.com consideramos que lo mejor está por venir, todavía hay cosas por descubrir y quizá es el que tiene una mayor potencialidad a nivel mundial. Queremos divulgar las nuevas elaboraciones que se están realizando, los productos de zonas presuntamente consideradas de menor relevancia e incluso de zonas olvidadas. Esta entrada nos permite hablaros del desconocido viñedo del norte de Ávila.
En época del Bajo Imperio Romano La Moraña se llena de villas romanas. Estas haciendas son autosuficientes y cuentan con cultivos de cereales, olivo y viñas. Recordemos que el pan, el vino y el aceite son los alimentos básicos de la dieta romana. Por lo tanto, el vino existía ya en la zona hacia el S.IV d.C. La producción continuará durante la Edad Media y durante los siglos XVI y XVIII, vendiéndose el vino blanco de la variedad verdejo al norte de España y a Madrid. Todavía hoy pueden verse bodegas subterráneas en Madrigal de las Altas Torres que se construyeron para conservar excedentes para la venta. Curiosamente estos vinos se utilizaban también como medicamento.
En el siglo XIX el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Pascual Madoz cita la importancia de estos viñedos. Sin embargo, vendría la decadencia a partir de 1878 con la llegada de la filoxera que ascendió por el Duero desde Portugal. A partir de entonces la superficie de cultivo en La Moraña es meramente testimonial y sus vinos han caído en el olvido. Actualmente casi todo el viñedo es de verdejo y se sitúa en una serie de municipios alrededor de Madrigal de las Altas Tores: Moraleja de Matacabras, Brascoluño, San Esteban de Zapardiel, Castellanos de Zapardiel y Bercial de Zapardiel.
Teo Legido es un diseñador de joyas de alta calidad -podéis ver sus obras en la página www.teolegido.com– y además un apasionado por el mundo del vino. Concibe el vino como una obra de arte. Todo parte de la materia natural –la uva en este caso-, al igual que sucede con el metal, la piedra, la madera, etc. Ya sea un material u otro, cuando los trabaja el hombre, sufren una notable transformación, este proceso en su punto más elevado es una obra de arte y el proceso vitivinícola es una manifestación artística más. Nos dice que “una vez tenemos la cepa, con sus racimos procedemos a la transformación , elevación y creación de unos de los productos más relevantes de la cultura humana”.
Los vinos que más le gustan a Teo son aquellos que posen una complejidad alta y cuentan con un equilibrio perfecto. Pero lo que más aprecia es “la ARMONIA, la búsqueda de la BELLEZA es la única excusa que merece la pena. Esto es lo quiero en mis vinos, sin olvidar la autenticidad, personalidad y austeridad en todos los procesos, interviniendo lo mínimo.”
Los referentes de este productor son culturales y personales. Admira las formas y estilos de vida de la cultura de la región francesa de Borgoña. Y a nivel personal se fija en el buen hacer de algunos productores emergentes españoles como Jorge Monzón –Dominio del Águila-, Daniel Ramos –Zebreros-, etc.
Teo Legido produce su vino en La Bovila un paraje situado a 800 metros de altitud y a unos 4 kms. de Madrigal de las Altas Torres. Tiene una superficie de 1 hectárea y unas 900 cepas plantadas a 3×3 -forma tradicional de esta zona- Es un viñedo joven de tempranillo, syrah, pinot noir y verdejo, el suelo es franco-arenoso con gran cantidad de cantos de diferente composición -cuarzita, silex, gneis-. La pluviometría es escasa -aproximadamente: 350 l/m al año- y con un viento casi constante del noreste.
El productor nos confiesa que las variedades empleadas están muy bien adaptadas a estos suelos y latitudes. Quizá sea la syrah la que mejor resultados produce, no obstante, es bastante rastrera y con el viento se originan muchas roturas, siendo preciso sujetar las varas a un poste, al igual que se realiza en el Ródano Norte -la zona donde esta variedad da lugar a grandes vinos-.
Respecto a la elaboración todos los procesos son hechos a mano. Fermenta 20 días a una temperatura comprendida entre 18-25ºC. , a continuación tiene lugar la fermentación maloláctica. Sobre el mes de enero de cada año se inicia la crianza en barricas de roble francés de 1,2,y 4 vinos durante 10-12 meses. Después se ensambla en deposito de acero inoxidable, se estabiliza a temperatura ambiente en el mes de diciembre. Luego permanecerá hasta octubre del próximo año madurando en botella. El tinto La Bovila de Teo Legido es muy escaso siendo la producción de apenas 1.000 botellas de 0,75 litros y 50 «magnum».
La Bovila de Teo Legido sorprenderá gratamente a quien lo pruebe ya que se encontrará con algo diferente. El vino obtenido no puede compararse a los productos típicos de las zonas próximas de la Ribera del Duero o de Toro. Como es el único vino que se embotella es difícil establecer unas características diferenciales de los tintos de La Moraña, no obstante, se aprecia una fruta más viva y no tan compotada, afortunadamente muestra una menor tanicidad y un menor volumen que en los viñedos de las prestigiosas denominaciones de origen de las que tan cerca se encuentra. El vino de Teo Legido es una muestra de que estamos ante algo distinto y que es preciso recuperar una zona histórica que tiene mucho que ofrecernos.