Efectos de la mezcla del vino y sexo.
Muchos son los estudios que en los últimos años han mostrado los efectos del consumo moderado del vino sobre la salud. Aquí vamos a tratar de los que establecen un vínculo entre vino y sexo. Estos relacionan la ingesta moderada con una mejor respuesta sexual tanto en hombres como en mujeres.
Se ha manifestado en muchas ocasiones que la mejoría se debe en los hombres a que el vino es un excelente vasodilatador, lo que favorece la llegada de la sangre a todas las zonas del cuerpo, y, por lo tanto, la erección.
Vino y sexo en la mujer. Respecto a la influencia en la respuesta sexual femenina se han llevado a cabo estudios correlacionales. Estos trabajos tienen como objetivo establecer relaciones entre variables, es decir, manifiestan cómo influye un factor sobre otro. No permiten establecer relaciones causales que lleven a afirmar que el vino es el responsable de la mejoría de la sexualidad en algún determinado aspecto.
Un curioso trabajo es el realizado con 798 mujeres de la región italiana de la Toscana publicado en el Journal of Sexual Medicine, sobre el vino y el sexo. Todas las participantes llevaban más de tres meses con relaciones de pareja estables. Se las dividió en tres grupos: bebedoras ocasionales –ingieren menos de una copa de vino al día-, bebedoras con consumo moderado –tomaban una o dos copas de vino diarias- y abstemias. La respuesta sexual era evaluada a partir de la cumplimentación del cuestionario al que podéis acceder en el siguiente enlace: Índice de la Función Sexual Femenina (FSFI). Este cuestionario mide la sexualidad de las mujeres a partir de las respuestas que otorgan a diecinueve preguntas repartidas en seis categorías: deseo, excitación subjetiva, lubricación, orgasmo, satisfacción y dolor. Los resultados indicaron que las bebedoras con consumo moderado obtenían mejores puntuaciones en las categorías de deseo sexual, lubricación y en la función sexual general.
Vino y sexo: dificultad de valoración en los resultados. Se han interpretado los resultados aludiendo a la vasodilatación. Uno de los componentes del vino los “flavonoides” al mejorar la actuación del endotelio –capa interna de células de los vasos sanguíneos-, se facilitaría la vasodilatación arterial y, por lo tanto, las relaciones sexuales. Otras hipótesis creen que los responsables de la mejor respuesta son los “polifenoles” –un componente más presente en el vino tinto-. Una explicación a descartar sería la de que la desinhibición fruto de la ingesta del alcohol mejora el deseo, ya que esto sólo tiene efecto en un número muy reducido de mujeres según las respuestas dadas al citado cuestionario.
Muchas críticas pueden hacerse a estas investigaciones sobre el vino y sexo: representatividad de la muestra elegida, fiabilidad y validez del cuestionario, veracidad de las respuestas, nivel socioeconómico de los diferentes subgrupos, insuficiente validez ecológica, etc.
En otros estudios parece haberse demostrado que la ingesta moderada de vino produce un aumento de estrógenos –hormonas sexuales femeninas- y, por lo tanto, el aumento del deseo sexual. En consecuencia, sería un efecto indirecto entre el vino y sexo.
Vino y sexo: consumo y deseo. Sea lo que sea es difícil establecer una relación entre el consumo moderado de vino tinto y el aumento de deseo sexual ya que hay multitud de factores intervenientes que son difíciles de separar, por ejemplo, hay personas que tienen la creencia que tomar vino favorece el sexo, el consumirlo o no puede también ser resultado de posiciones ideológicas que pueden incidir, etc.
Otro aspecto fundamental a considerar es plantearse qué es un consumo moderado. Los médicos en general recomiendan tres copas diarias para los hombres y dos para las mujeres. Pasar de estas cantidades daría lugar a efectos poco deseables ya que el incremento de la dosis puede provocar una disminución del nivel de conciencia, la depresión de los centros nerviosos y los consiguientes problemas a la hora de llevar a cabo la respuesta.